03 diciembre, 2008

Tanned Tin 2008: Crónica

Hace unos días se celebraba en Castellón la X edición del Festival Tanned Tin, cinco días con la música como principal protagonista. Tanto la organización, actuaciones y ambiente hacen de este festival un referente dentro del mundo independiente y cada una de sus ediciones un éxito por el mero hecho de llevarse a cabo. Os dejamos con las impresiones de Jöse acerca de lo que esta maratón de música dió de si.

Miércoles


La primera en la frente. Aún con el aviso previo de lo que se venía encima, Eric Chenaux me sorprendió muy positivamente. Vaya monstruo: cuando de recogerse se trata, está a la altura de cualquiera (habiendo escuchado sus discos no sabía que cantara tan bien), y su seguridad a la guitarra afrontando patrones convencionales se convierte en genialidad cuando dibuja angulos cubistas con ella, e inventa esquemas imposibles. A mi juicio, bajó el nivel cuando, melódica y arco mediante, se nos puso celta, pero qué más da, la apertura musical del festival no pudo rayar más alto en cuanto a calidad y emoción

TG aka Arms ofreció un concierto acústico, reposado y sin sobresaltos del que quizás destacaría sus letras, peculiares e inteligentes. Dio imagen de buen tipo.

Una de mis mayores apuestas del festival eran sin duda Fern Knight. Ataviados con arpa, violín, bajo, guitarras acústica y eléctrica, cello, batería, percusiones y pintas hippies, supieron reproducir con fidelidad la instrumentación y la atmósfera de sus grabaciones, que cuando la materia prima es buena es de lo que fundamentalmente se trata. Si mal no lo recuerdo, tocaron 2 temas nuevos, que incluirán en un lanzamiento sólo en vinilo el año próximo, y cerraron con una brillantísima y escalofriante versión del 'Epitaph" de King Crimson, donde la voz de Maggie (si TG era buena gente, ella era feliz) sonó más celestial que nunca

El sorpresón llegó con La Orquesta del Caballo Ganador, algo así como una puesta al día a 18 manos del free, en principio jazz pero también apellidado rock, punk y muchas cosas más, tanto en sus no-formas como en una aplastante y exquisita ejecución. ¿Qué hay de nuevo? Pues DJ, portátil, botones y potenciómetros, esquejes bastardos de sonidos más hedonistas, aprovechamiento vocal variado en el que cualquier cosa sirve y, ojo, todo encaja, y la presencia de un director de orquesta (se admiten opiniones, yo levanto el pulgar) y la participación del público (obviable) como muestras más chocantes de la falta de prejuicios y la intención de restar seriedad a un género que aparentemente lo es, además de sesudo. En algún momento, a mi juicio, deslavazado, pero en general frescos, inspirados y brillantes. Chapeau.

Jueves

El fuego la noche del jueves lo abrió Jana Hunter, impriendo fuerza a sus canciones folk en formato trío. Al igual que en estudio, unos temas me gustaron y otros me aburrieron - todos están pulcramente construidos y ejecutados, pero más de la mitad carecen, al menos para mí, de gancho alguno

El paupérrimo concierto que presencié hace unos años de The Strugglers en Huelva lo achaqué a un mal día. También, a que todo parece más anodino al lado de Maquiladora. Las dudas se disiparon en Tanned Tin: su sonido campestre, ni decididamente americano ni desinteresadamente pop, se queda en medio de la nada con apuntes aprovechables apenas imperceptibles. Siempre a mi juicio, la indefinición los mata. No me gustan.

Quienes sí apuestan claramente por un estilo, en este caso por el pop, son Radar Bros. Sorpresa positiva del día. Manejan con frescura y personalidad los cánones del género: juegos de voces, letras interesantes, y melodías perfectas y estribillos redondos (me traen a la cabeza el buen hacer del neoyorquino Dogbowl) que saben comunicar y enganchar. Y lo consiguen una y otra vez.

Uno de los aciertos más voluminosos, a priori, de la organización fue conseguir traer a Castellón a Beach House. Y ellos no defraudaron las expectativas: sonido apabullante, traslación per-fec-ta de su sonido a las tablas, con un guitarrista inconmensurable, y un repertorio sin tacha de acceso exclusivo a canciones fabulosas. El pequeño pero agridulce: o la extravagante Victoria Legrand estuvo la noche anterior de tabernas, o su productor le aplica en estudio un filtro feminizante que convierte su voz poderosa y ronca en un dulce susurro. Qué sensación más rara: como cambiar de idioma a mitad de una serie.

Desconcertante fue el comienzo brioso y rocanrolero de Cass McCombs. Luego ofrecería pasajes más sutiles, siempre distinto, siempre elegante, alternando hasta el final ambas facetas en una actuación correcta pero demasiado distante como para poder entusiasmarme

Vi a Wave Pictures hace un tiempo en Cádiz y me parecieron buenos intérpretes sin canciones. Luego, su popularidad y aceptación se dispararon en mi mundo conocido, y contemple una falta de atención adecuada, o de predisposición durante la espera a los cabezas de cartel aquel día, como posibles motivos de mi disidencia. Pero ahora sí: el grupo me parece unos Hefner v 2.0. Las ventajas de la nueva versión reside en la pericia de los músicos, que dominan sus instrumentos como no lo hacían Hayman y cía, y una mezcla de esto y su juventud, un mayor potencia. Pero, además de en el revival, se pasan tres pueblos en el calcado: guitarras, estructuras, letras, cockney muy marcado ... todo excepto lo no copiable: la chispa, el talento, en definitiva, las canciones.

El señor Alan Sparhawk salió a dejar muchas cosas claras. La primera, que Retribution Gospel Choir no son un divertimento secundario al margen de Low. Lo certifican una entrega al 200%, un meticuloso trabajo previo de adaptación de lo grabado al escenario, e incluso el diseño de un certero salvavidas dronero (!) a usar en caso de revés técnico. Poniendo las cosas en su sitio, el grupo además dejó en excelente lugar un buen repertorio, sonando igual de contundente que impecable, y accedió a niveles superiores con unas borrascas instrumentales finales absolutamente titánicas.

La puesta en escena de Mahjongg se sujeta firmemente por baterías y percusión, y se define, de forma muy ecléctica, a partir de la electrónica. El resultado es muy irregular, sobresaliente sólo en una de sus dos caras: la normalmente acuchillada por guitarra eléctrica y en la que el grupo hace suya la influencia post-punk. En la otra se enfangan en un mejunje de sonidos exuberantes, y ni la intención de fiesta ni su carácter urgente los hacen distinguibles entre el amasijo de grupos a rebufo de Gang Gang Dance, Battles, o los que han tenido mayor camada, Animal Collective.

Viernes

Mañana

La enésima en la frente, a las primeras de cambio. Especialidad Tanned Tin -bombazos imprevistos-, ramificación Casino. Con David Thomas Broughton y Arborea como máximos exponentes de las ediciones anteriores, la agenda de lo memorable con el desayuno en el estómago ya tiene una nueva entrada: Paul Marshall, o lo que es lo mismo, emoción a partir de unas líneas de guitarra que evocan a James Blackshaw y a Nick Drake, e historias sobre sangre, asesinatos y caballos (no exclusivamente sobre ellos) que se articulan con una voz clara y limpia. Sus dotes líricas lo elevan a la categoría de maestro. Sublime.

Si alguna vez se ha desviado, se debería devolver la mirada a las Islas Británicas. Una razón a sumar a la anterior es Rick Tomlinson, conocido artísticamente como Voice of the Seven Woods. Atenúen las referencias mencionadas en el párrafo de arriba y añadan algo de electricidad y psicodelia, piensen en un talento superlativo del folk progresivo. Su actuación fue otra barbaridad. Artistazo

The R.G. Morrison cambiaron de tercio. El suyo es un pop americano muy apacible y bonito, llamativo en el contrapunto de voces masculina / femenina, que se muestra fenomenal en la toma de contacto, agradable en las dosis inmediatamente posteriores, y plano y un pelín aburrido si las hay sucesivas. Se hizo largo.


Noche

Ora Cogan hace un folk bastante peculiar, que no extraño. Se mueve entre géneros que la influencian pero no la definen por sí mismos: americana, blues, soul, ... regustos añejos abriéndose paso por su garganta. Sin llegar a entusiasmarme, su concierto se me hizo corto

Thalia Zedek defendió a la perfección su repertorio. El mismo que cada vez me gusta menos, el que se presenta ya absolutamente marcado por los surcos de viola. En su ejecución, encontré la voz un poco baja. Igual de correcto que lejos de llegarme.

Una vez establecido en Castellón, Tanned Tin no ha dejado de expandirse. Empezó por los extremos, inventando primero y luego engordando las jornadas de miércoles y domingo; después alargó el día con unas sesiones matinales soberbias artísticamente y encantadoras en cuanto a contexto y ambiente; y la última de estos melómanos incansables ha sido incrementar la resolución de las noches de viernes y sábado en el Teatre con unos mini-conciertos acústicos en un rincón habilitado en la segunda planta. El resultado, por calidad y el plus de cercanía que aporta, es simplemente genial. Además de Arms, a quien no tuve tiempo de ver, estrenaron el formato Paul Marshall, en una pequeña dosis calmante ante su exhibición horas antes, y David Thomas Broughton, que interpretó 'Weight of my love' y 'Another hole', sin pedales ni cacharros, dejado a solas con sus virtudes - vaya voz ...

De nuevo abajo abajo, Zu no tardaron un segundo en poner la maquinaria a tope. Batería, saxo y bajo a todo trapo, haciendo uso de una potencia y velocidad terminales, y con el últimamente omnipresente Massimo Pupillo desdoblando su instrumento para enriquecer la paleta general de sonidos. Nítidos como la luz clara que los acompañaba. Implacables. Versátiles dentro del género. Grandes.

Vaya por delante que las grabaciones de Dälek dejaron de gustarme tras "Absence", en 2004, pero eso no justifica la enorme decepción ante un directo deficiente, lastrado sin duda por la puesta en escena del trío. Y es que si desplumas de matices tu sonido, limitándolo a un fondo ruidoso y unos graves profundos y dispersos; el MC, al que así queda fiado todo, no es precisamente el rey del flow; y encima fallas en la recreación de las oscuras atmósferas que te caracterizan, apaga y vámonos. Como resultado quedan unos temas indistinguibles y cansinos, quizás poco trabajados en lo musical o bien ahogados en el propio concepto de directo del grupo

Sirvan Neptune como caso antagónico de la actuación anterior. Empiezan exhibiendo su impactante cacharrería casera, luego van y dicen que también saben tocar fuerte y rápido, se adentran por extraños recovecos, manufacturan las mejores aristas del mercado y finalmente barren mi temor a la uniformidad con un espectáculo completísimo, sui generis dentro del rock, el punk, el noise o lo que quiera que hagan. Sesudos a la vez que instintivos, complejos al mismo tiempo que primarios. Tres de la mañana del viernes, mucho y excelente contemplado, y esta gente me ha parecido mejor que nadie.

Sábado

Mañana

Casino Antiguo a reventar en la mañana del sábado. Mary Hampton, inglesa del sur, delgada, muy blanca, con coletas y de ojos claros, hipnotiza e impone silencio con un folk que remite al de sus compatriotas hace unas décadas, delicado y turbador a partes iguales, y una voz aguda pero suave. Resaltar dos momentos de su actuación: el tema en el que pidió al público que moviera aleatoriamente sus llaves, que dividió al mundo en simples mortales amateurs y en David Thomas Broughton, un profesional capaz de añadir un contrarritmo chocando su llave con un vaso, y la despedida con 'Because you're young', una escalofriante reflexión sobre los efectos del paso de la juventud. Maravillosa.

Si algo no se le puede reprochar a Benjamin Wetherill es originalidad. Pero ni la excéntrica presencia de su grupo, ni la variada instrumentación, ni los extraños arreglos que hacen que su folk-pop requiera de la máxima atención, consiguieron llegarme e introducirme en su universo.

Tara Jane O'Neil se las sabe todas. A la guitarra, a la voz -absolutamente exquisita, qué suavidad-, a los comentarios para ganarse al público, y a la hora de reclutar banda: Michael Curry a la viola y Frank Rudow a la batería. Su repertorio, claro está, puso el resto, esta vez basado en sus temas más agradables y adictivos (fue difícil luego dejar de silbar la conmovedora 'Howl'). Es grande.

Noche

Sam Amidon, el artista más aclamado por sus compañeros de cartel, llegó a enojarme durante la primera parte de su actuación. Desbocado, abusó de un circo sonrojante que sólo toleraría al lado de un espectáculo musical muy superior. No estaba siendo el caso. Aunque sí que lo fue luego, cuando más calmado se dedicó a trenzar maravillas de folk americano, una tras otra, recogidas y resplandencientes. Sobrado de talento, pero falto de cabeza.

Me esperaba a Sr. Chinarro con banda y tocando únicamente temas de sus primeros discos. Y ni una cosa ni la otra. Él con una acústica y echando mano de repertorio de cualquier época, basándose principalmente, eso sí, en material antiguo. El resultado, demoledor, el ejemplo incontestable de que lo que realmente importa es la materia prima. Sin arreglos, con acordes de algunas canciones muy parecidos entre sí, Antonio Luque embelesó con sus letras sofisticadas (algunas surrealistas, otras cargadas de guasa y todas inteligentes), sus melodías marca de la casa, cantando como nunca y defendiendo a pecho descubierto temas espléndidos como 'Scalextric B-12', 'Quiromántico', 'Dos besugos' 'Los carteles' o 'Santateresa". Con varias experiencias de su directo en formato banda, ya sea sobrio (peor) o no, jamás me lo hubiera imaginado alcanzando este nivel. Majestuoso.

El sonido de Doveman me parece de lo más insulso. Piezas soft-pop al piano que bien podrían servir de banda sonora a los telefilmes de sobremesa de Antena 3. Ni Samamidon ni David Thomas Broughton evitaron el naufragio. No va conmigo.

Lo de Come fue algo histórico, y no sólo por el vacío absoluto de su calendario de bolos. Con el repertorio ceñido, como no podía ser de otra forma, a hitos de los '90 como 'Saints Around My Neck', 'German song', o 'Recidivist', y logrando una reproducción fiel de la forma de su corazón y vísceras, en una ejecución perfecta, entregada y pasional, más que para intentar explicar ahora nada, aquello fue para frotarse los ojos.

Phil Elverum, encarnado en Mount Eerie, no tenía fácil destacar emparedado entre los dos platos fuertes del sábado. A diferencia de su actuación en el Primavera Sound aquí se presentó sólo con las bajas en último momento de Fred Squire y Julie Doiron. No importó para nada. Sólo, fumado y desubicado (no era la mejor hora para su propuesta) demostró porque es especial. Con sus titubeos, sus dudas y su manera de moverse sobre el escenario todavía dota de más fuerza y credibilidad a las personales miniaturas de folk cargadas de realidad y humanidad que lo han hecho ser grande. Lástima que no todo el mundo lo sepa aún.

The New Year no me gustaron por una cuestión de sonido. Por encontrarlos planos, perfectamente redondos, como envueltos en una gran esfera de plástico. Tampoco ayuda que tiraran de su mediocre material más reciente. Desprovistos de rincones pero también, a mi juicio, encogiendo la emoción de sus páramos de calma, eliminando, quién sabe cómo, la chispa de su pausa. Inútil fue intentar recuperarlas a base de volumen o acumulando guitarras. Asépticos.

Brokaw, Zedek y cía aparte, los grandes momentos del día sucedieron en la segunda planta. Primero fue la encantadora improvisación folk, bluesy y americana de Ora Cogan y Tara Jane O'Neil (cuya voz acaricia y desarma en distancias tan cortas), finalizada con una versión del 'Believe' de Cher; acabaron The Floorbirds, en un aperitivo de lo que ofrecerían unas veinte horas más tarde; y entre medias fue el turno de Barzin. Llegué a tiempo -no sé si habían tocado algo más antes- de escuchar una deliciosa versión de 'Dance me to the end of love', tocada a banjo, guitarra y contrabajo y elegamente anclada en las raíces norteamericanas, y tras ella el músico titular se inhibió y dejó solos en el escenario a sus dos compañeros. El contrabajo siguió a lo suyo, mientras que Nick Zubeck tomó la acústica y el mando. ¡Y menuda exhibición de talento que dio! Dos temas desnudos, 'Track and Field' y 'Tip of my tongue', bastaron para hacer saltar todas las alarmas ante una joya escondida. Una posterior escucha de su disco, más arreglado, lo confirma. Grandioso.

Dando por seguro, como los bebés el alimento y el cariño, el gustazo de las sesiones matinales, estos mini-conciertos acústicos de la segunda planta han sido la gran revelación del festival. Bendito estrés escaleras arriba, escaleras abajo.

Domingo

El domingo se respira un ambiente especial en Tanned Tin. Más desahogado, mucho más tranquilo, con lugar para el silencio. También merece la pena disfrutarlo.

Las danesas Monkey Cup Dress abrieron la tarde con una actuación intrascendente, a pesar de lo singular de sus arreglos y de sus composiciones folk-pop. Sin embargo, la pareja final de temas, brillante y con 'Honolulu' en papel estelar, bien podría indicar que lo que falta no es talento, sino mayor repertorio

El directo de Agent Ribbons tiene mucho más contenido. Una frontwoman más que solvente a la guitarra y voz, con fuerza en el escenario y un florero sobre la cabeza, con presencia, y otra chica a la batería fueron poco a poco introduciéndonos en su mundo 50's de punk blues desenfadado y certero, de buenas melodías y ritmos bulliciosos. Increíblemente bien defendido con tan poco personal. Muy aconsejables

June Panic se quedó muy corto, quizás demasiado sólo con su guitarra acústica, su entonación nasal y su mujer al xilófono. Un quiero y no puedo que abre dudas sobre el resultado si hubiera podido

A continuación, los americanísimos The Floorbirds aprovecharon su plaza en el Teatre, ganada a pulso el año pasado con su actuación en el Casino, para desgranar grandes temas tradicionales del folk y algunos de su puño y letra. Impresionante la voz de diva country de Alyssa, y agradable y cálida la textura de la de Daniel. Muy bonito.

Lo de Nacho Vegas, el esperado, el que provocó que entrara gente al final de la actuación anterior a coger sitio, es de vergüenza. Canta de manera excesivamente entrecortada, sus letras son pretenciosas, de un costumbrismo pésimamente entendido y con algunas de las rimas más sonrojantes jamas escuchadas, y excepto la línea de guitarra inicial, musicalmente está hueco. A mitad de la estrofa del tercer tema me di cuenta de que sonaba igual a la de 'Cuando tú vas' de Chenoa -no sé quién la compondría antes-. Una canción después decidí poner fin al suplicio y abandoné el patio de butacas. Horroroso.

A continuación, Munch Munch, un puñado de chavales sobre el escenario cazados por el festival Dios sabe cómo, hicieron saltar la banca. Suenan como si Animal Collective hubiera tomado otra senda en la galaxia del pop y se hubieran decantado por los murales de teclados antes que por el puntillismo de efectos y la acumulación de capas. También incluyen, y se intercambian, doble y potente batería, xilófono y presencia vocal. Imprevisibles, dotados de genio y olfato, consiguen el más difícil todavía sorteando hábilmente la monotonía casi inherente a este tipo de riesgos. Excelentes, sin duda

El dúo Mom se quedó sin samples en un vuelo, cosa que no pararon de recordar durante toda la actuación, e improvisaron un set en el que se rotaron a la guitarra y el chelo además de meter alguna que otra base electrónica. Al principio se los veía perdidos, dando palos de ciego, y luego, cuando se encontraron, dieron forma a un repertorio cursi e insípido

El cierre de Tanned Tin 2008 lo echaron Jeniferever, unos suecos que hacen algo parecido a lo que sucedería si Robert Smith (The Cure) liderara una banda de post-rock. En su haber, la consecución de atmósfera, jugando un papel primordial en esto los teclados; y en el debe, un exceso de épica descontextualizada y lo cansino de su fórmula. Si bien acabaríamos antes diciendo que su propuesta me parece infumable.

Atrás quedan 5 días de sonido excelente, comodidad, cercanía de los artistas y la organización y propuestas musicales eclécticas y de calidad, siempre apuntando a la emoción. Inolvidable. Larga vida a Tanned Tin.

Texto: Jose Antonio Vázquez.
Fotos: Lefty Heärt, Sprungli.

25 octubre, 2008

Josephine Foster - This Coming Gladness

Josephine Foster
This Coming Gladness (Bo Weavil Recordings, 2008)

PSYCH-FOLK / AVANT-FOLK Son intrincados los caprichos del destino en el submundo indie, mientras el mercado acoge alegremente a decenas de cantautoras de voz y composiciones un tanto genéricas y efectistas, This Coming Gladness ha pasado desgraciadamente sin pena ni gloria por la blogosfera y redes sociales y ni siquiera ha conseguido una mención en algunos de los medios musicales más importantes. Hechos, cuanto menos, sorprendentes, máxime cuando Josephine ha conseguido con este disco el que posiblemente sea su trabajo más certero hasta la fecha, desmarcándose de toda corriente y de todos, abriendo distancia y camino.

Después de editar dos de las piedras de toque folk de los últimos años Hazel Eyes, I will lead you y Wolf in Sheep’s Clothing, éste ultimo basado en poemas románticos alemanes, Foster da otra vuelta de tuerca a su personal discurso de folk sin corsé. El material que se extrae de su interior es un conjunto que suena navegando entre dos aguas, mezclando la característica voz limpia y libre-conductora de dejes pre-operísticos de Josephine con el magnífico trabajo, no siempre harmonioso, que hace Víctor Herrero a la guitarra, que consigue sonar nítida, translúcida y encriptada con el juego que le extrae al reverb y a las tonalidades escuela no-guitarrista que suelta. El nexo que acaba de solidificar la mezcla es el impecable y sigiloso drumwork, obra del siempre certero Alex Neilson (Jandek,Six Organs of Admittance, Richard Youngs etc.).

Una mezcla que suena arrebatadora, capaz de dejar tras de sí un ambiente aislacionista e hipnótico que contiene desde cantos ensoñadores como “All I wanted was the moon” pasando por el tono confesionario de “The lap of your lust” hasta el romanticismo de “Waltz of green” reforzado por su arpa que acaba interrelacionándose de forma clarividente con un ritmo cadencioso heredero del Kraut y los slow-riffs de Herrero. La pieza que cierra el disco, “Indelible rainbows” dota un matiz más abierto y luminoso a su música, que se acerca a una Velvet rural.

Éste es, en definitiva, el disco que debería llevar a su autora a un imaginario panteón con otros excéntricos y desatados prodigios de la naturaleza como Brigitte Fontaine, Carla Bozulich, Nico o Karen Dalton. Su lugar está allí, y lo mejor de todo es que no se le adivina techo compositivo. El fuego arde en este disco.

14 octubre, 2008

Times New Viking - Rip It Off

Times New Viking
Rip It Off (Matador, 2008)

LO-FI / NOISE Sobretodo, no os perdáis a Young Marble Giants” exhortó Jared Phillips, guitarra de Times New Viking al final de su breve pase por el pasado Primavera Sound. Si uno reparaba en su estética, podía parecer que estábamos ante el mismo Stuart Moxham –guitarrista no-rock de Young Marble Giants y The Gist-, a saber: pantalones de pinza descubriendo los calcetines, zapatos y camisa arremangada introducida dentro del pantalón. Mientras, Beth y el batería Adam mantenían la misma maravillosa actitud desganada con la que antes habían acompañado al vendaval de charlotadas, inyecciones de fuzz, pop excitante y atropellado y problemas técnicos. Una indisimulada declaración de intenciones que delata algunas de las máximas que parecen rodear al bravo combo americano que ha suscitado una tormenta entorno a su debut en Matador.

La música de Times New Viking emana algunos de los principios que poseía el post-punk. Una actitud subversiva e indolente –emparentada a su manera con la que tenía su amado Mark Perry en Alternative TV- y el toque amateur y destartalado de grupos como Swell Maps, Boyracer o Red Crayola. Todo ello pasado por la batidora de grupos Siltbreeze como Guided by Voices, los fragmentos menos abstractos de The Dead C y la irreverencia estética y formal de los primeros Pavement.

Con un descarado barniz de fuzz que resulta ciertamente contraindicado para los dulces y suaves oídos de la generación I-Pod, Rip it off posee además el brillo melódico y el ímpetu juvenil de aquellos valores que movieron inicialmente al indie y hardcore americano. Canciones de tres minutos bañadas en distorsión, empujadas por las guitarras de hojalata de Phillips y a base de golpes de teclado micro-korg con un sugerente envoltorio melódico que estalla y se propulsa a través de las voces deslabazadas de Beth y Adam. En temas como “My Head” y “Relevant, Now” revelan, además, una mirada ácida y casi costumbrista, cercana a los motivos que retrataban a la generación slacker y que resultan, hoy en día y más que nunca, aún vigentes y cercanos.

Aún es pronto para saber que ocurrirá pero de momento ya están a la cabeza de una generación cansada de tanta languidez y buen rollo y que tiene en discográficas como Siltbreeze o S-S y grupos como los Llamarada, Factums o Der TPK a algunos de sus más prometedores referentes. Veremos. Lo único seguro es que este Rip It Off es un brillante documento de tensión y descarrilamiento juvenil. Y esto ya es todo un triunfo. Víctor Ginesta

Video: The End Of All Things

20 mayo, 2008

Directo: Bon Iver

Su For Emma, Forever Ago (Jagjaguwar, 2008) es uno de los mejores discos de lo que va de año. Justin Vernon, el hombre tras Bon Iver, será encargado de abrir el Auditori a las 16.00 el sábado 31 de este mes en el Festival Primavera Sound. Y para que os hagáis una idea de lo que allí puede pasar os dejamos con el video de su actuación en el programa de la televisión británica Later... with Jools Holland, dónde interpréta (más bien, la vive) Skinny Love, uno de los cortes del álbum.



MP3: Skinny Love

Directo: Animal Collective

A pocos días del comienzo del Primavera Sound, os traemos un concierto de una de las bandas más interesantes del cartel. Tras editar Strawberry Jam (Domino, 2007) -nuestro disco favorito del año pasado- y demostrar que siguen en buena línea con la edición de Water Curses este mismo año (estoy seguro de que Jöse os hablará de él pronto), el concierto de los de Brooklyn se presenta cómo uno de los platos fuertes de la edición de este año del festival barcelonés. El sábado 31 a las 2.15 en el escenario Estrella Damm.

El concierto, que podéis disfrutar íntegro, se grabó en septiembre del año pasado en The Gargoyle, en St. Louis (Missouri). En él podemos disfrutar de temas de toda su discografía y de alguna de las canciones destinadas a formar parte de su próximo disco.



Este es el setlist del concierto:
Dancer With Flowers in Her Hair
Who Could Win a Rabbit?
Peacebone
Chores
Bearhug
Unsolved Mysteries
Material Things (House)
Dreamer (Frightened)
Fireworks/Essplode
Brother Sport
Daily Routine
Leaf House
We Tigers

Si quieres descargarte el concierto en audio, puedes visitar esta página.

13 mayo, 2008

Yellow Swans - At All Ends

Yellow Swans
At All Ends (Load, 2007)


NOISE / DRONE Casi por sorpresa, haciendo frente a esa todopoderosa Nueva York neuróticamente desquiciada y vorazmente experimental, Pete Swanson y Gabriel Mindel sacaron a la luz de los focos una California áspera e incómoda, en la que las apacibles playas se convertían en infinitos lagos de arenas movedizas bañados por un sol teñido de violeta. Frente al angustioso extremismo de Wolf Eyes o el psicótico carrusel sonoro de Black Dice, Yellow Swans plantearon un ruidismo que, sin dejar de ser radical, huía de lo gratuito y se construía cuidadosamente, incitando a la escucha atenta, casi contemplativa. Aunque su música nunca fue cómoda, lo último que pretendieron fue espantar al oyente o poner a prueba su aguante. Adentrarse en su mundo costaba, pero una vez que se lograba sintonizar con ellos descubrías un universo lleno de estímulos y tremendamente sustancioso.

Si desde sus comienzos, la dilatación y la saturación lenta fueron la columna vertebral del sonido de este dúo, poco a poco aprendieron a lucir la belleza y exprimir la expresividad de sus paisajes enrarecidos. Entre el paciente minimalismo de John Cage, la virulencia de Faust y el artesanal cuidado de las texturas de Fennesz, comenzaron a asomar la cabeza la solemnidad de Earth y las melodías febriles de My Bloody Valentine.

Desde la primera escucha, “At All Ends” se convierte no sólo en el mejor trabajo de Yellow Swans, sino también en la cima absoluta de su discurso. Todo lo dicho anteriormente cobra aquí proporciones monumentales. Sus cinco largas composiciones -magistralmente estructuradas, perfectamente definidas y cada una rebosante de matices- te engullen instantáneamente, se te meten por cada poro, te conmueven y te llevan por donde quieren, y uno no puede hacer más que abandonarse a la corriente y acabar vuelto del revés por esta magnífica obra maestra: El mejor disco de drones que servidor haya escuchado nunca.

Agridulce resulta la reciente disolución del grupo. Aunque escueza, sus seis años de carrera no podrían tener un cierre más digno. Los afortunados podrán despedirlos en el próximo Sonar. Chema.

MP3: Our Oases

11 mayo, 2008

The Drift - Memory Drawings

The Drift
Memory Drawings (Temporary Residence, 2008)


POST-ROCK / POST-JAZZ / DUB El término post-rock ha generado gran cantidad de debates en las últimas dos décadas tanto entre críticos, fans como entre las propias bandas. Un término con un nacimiento incierto y unas fronteras difusas marcadas por un acercamiento heterodoxo al rock desde diferentes puntos de partida o con diferentes prismas: jazz, krautrock, electrónica, ambient, dub, minimalismo... El resultado ha sido un concepto débilmente construído y dificilmente identificable, dónde casi todo tenía cabida y del que pronto se empezó a recelar, concretamente hacia finales de los 90 cuando la riqueza de los matices iniciales empezó a desvanecerse y las nuevas bandas que surgían ligadas al género se limitaban a reproducir los clichés más trillados del mismo.

Así, pasó de identificarse el concepto con bandas tan diversas cómo Bark Psychosis, Disco Inferno, Laika, Tortoise, Seefeel, Stereolab... a hacerlo con los clones surgidos del apropiamiento y la simplificación de los discursos de GY!BE, Mogwai o Explosions In The Sky, dando lugar al concepto empobrecido y negativo que tenemos hoy en día.

Pero esta simplificación y este empobrecimiento no nos puede impedir disfrutar de algunos de los buenos discos que siguen surgiendo de vez en cuando y que reclaman la total vigencia de un enfoque que busca el cruce de caminos entre diferentes épocas, diferentes visiones. Porque la clave del concepto no está en un sonido en sí, sino en la manera de aproximarse a éste, en la búsqueda y el encuentro de nuevas vías por las que circular. Es ahí dónde podríamos ubicar a The Drift. Surgido cómo un proyecto paralelo de Danny Grody (Tarentel) y Trevor Montgomery (Lazarus), que abandonaría poco más tarde, llevan un par de discos y EPs puliendo un sonido que, con la mirada puesta en el futuro y los pies en el presente, busca en el pasado y encuentra cimientos sólidos tanto en el dub, cómo en el jazz para dotar a sus composiciones de un caracter único.

Memory Drawings es la confirmación de cuatro músicos inquietos, con su propio bagaje e influencias: Safa Shokrai es un virtuoso del contrabajo (formado con Ray Brown, Marcus Shelby y Jeff Chambers entre otros) y con múltitud de proyectos paralelos, Jeff Jacobs aporta un enfoque personal a la trompeta y Rich Douthit (Halifax Pier) es la pareja perfecta para dotar de cuerpo a esa magnífica sección ritmica que forma con Shokrai. Los tres, junto a las guitarras y efectos de Grody forman un cuarteto heterogéneo que da como resultado una mezcla ideal.

En Memory Drawings presentan un sonido más homogéneo que en su debut Noumena (Temporary Residence, 2005) dónde las influencias dub y funk estaban más presentes. Aquí las 7 piezas instrumentales comparten el mismo caracter cinemático y un ritmo que fluye constante y ligero, propulsado por el contrabajo y la batería, dónde el espacio creado es ocupado por embestidas de la trompeta de Jacobs o por espirales de guitarra, efectos y teclados en un viaje sin apenas sobresaltos (el final de Smoke Falls) dominado más por el dinamismo que por cambios abruptos, impidiendo el aburrimiento y transportándonos suavemente de la desértica Uncanny Valley a arrebatos rítmicos (Golden Sands) o eléctricos pasando por esas deliciosas y afligidas baladas, remansos de paz que son I Had A List And I Lost It o Floating Truth. Relacionados con Miles Davis y con Morricone en diversas ocasiones y con los más actuales Tortoise o Do Make Say Think, sus paisajes ambient-jazz no son semejantes a la música de ninguno de estos, sino el resultado de encontrar su propio camino, que los ha llevado a entregar un álbum lleno de sentimiento dónde la producción de Jay Pellicci juega un papel fundamental dotando al sónido de una vida especial. Probablemente el hecho de ser grabado en directo, en cinta analógica y con un equipo antiguo contribuya todavía más a dotar de cuerpo a su música. Para completar la experiencia recomendamos escucharlo en su edición en vinilo, con un tema extra y un sonido impecable. Esperemos disfrutar pronto de su directo.

Myspace: The Drift
Video: Secret Waters (live in Portland, 2005)