Machinefabriek - Marijn
Machinefabriek
Marijn (Lampse, 2006)
ELECTRONICA/EXPERIMENTAL Rutger Zuydelvelt es la persona que se esconde tras el alias Machinefabriek. Tras varios CD-R autoeditados y diferentes trabajos para sellos tan prestigiosos cómo Type, este joven diseñador gráfico holandés que lleva experimentando con los sonidos desde 1996 acaba de publicar su primer largo en el sello Lampse. Anteriormente había publicado para ellos un EP titulado Vancouver y que puedes descargarte desde aquí.
La publicación de Marijn ha llevado a Rutger al pelotón de vanguardia en la electrónica experimental. En su música se aprecia la influencia de artistas cómo Willian Basinski o Fennesz, Rutger juega con texturas, con estructuras, con sonidos. Marijn está plagado de crujidos, de guitarras y pianos tratados, estirados, descompuestos. Todo ello nos sumerge en un mundo misterioso y oscuro, aunque no claustrofóbico. En J'Espere Ca nos envuelve con un mantra de ruido y feedback completamente épico. El álbum no se podría encasillar en un sólo estilo, Zuydervelt experimenta con todo, deconstruye, inventa. A veces suena ambient, a veces post-rock. El disco lo cierra la monumental Lawine de más de 18 minutos, que resume practicamente el disco, dónde pasamos de la lentitud paisajistica del piano, a la calma tensa, la opresión y el clímax sonoro. Uno de los debuts del año, sin duda.
La publicación de Marijn ha llevado a Rutger al pelotón de vanguardia en la electrónica experimental. En su música se aprecia la influencia de artistas cómo Willian Basinski o Fennesz, Rutger juega con texturas, con estructuras, con sonidos. Marijn está plagado de crujidos, de guitarras y pianos tratados, estirados, descompuestos. Todo ello nos sumerge en un mundo misterioso y oscuro, aunque no claustrofóbico. En J'Espere Ca nos envuelve con un mantra de ruido y feedback completamente épico. El álbum no se podría encasillar en un sólo estilo, Zuydervelt experimenta con todo, deconstruye, inventa. A veces suena ambient, a veces post-rock. El disco lo cierra la monumental Lawine de más de 18 minutos, que resume practicamente el disco, dónde pasamos de la lentitud paisajistica del piano, a la calma tensa, la opresión y el clímax sonoro. Uno de los debuts del año, sin duda.
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