09 junio, 2007

Crónica: Primavera Sound 2007 (II)

Viernes 1 de junio

El viernes se presentaba cómo el día más atractivo sobre el papel, aunque las sensaciones que el jueves había dejado en mi, eran dificilmente superables. Aún así, a las 16.00 estaba en primera fila para ver a Mus en el Auditori, un concierto al que tenía muchas ganas y del que volví a salir decepcionado. Fran y Mónica salieron al escenario en solitario y abordaron el primer tema no sin antes agradecer a la gente que allí se había dado cita a esa hora. Después se unieron a ellos el resto de la banda y el concierto deambuló entre la delicadeza y los momentos más eléctricos, saliendo mejor parados en los primeros que en los segundos. Aún así, a pesar de las magníficas composiciones de los asturianos, sobre las tablas siguen pecando de inexperiencia o falta de recursos, los bailes de Mónica, su nerviosismo y sobre todo sus conversaciones en el tema en que invitaron a otro vocalista (todavía más nervioso y estático) a subir al escenario, deslucieron un concierto que por calidad debería haber resultado mejor.

El siguiente en salir a escena en el refrigerado Auditori fue el excéntrico David Thomas Broughton, que al contrario que Mus demostró que lo que a él le sobran son recursos para afrontar una actuación en solitario. Desplegó toda serie de trucos, utilizó todas las partes de su cuerpo para tocar la guitarra, sus zapatos hicieron de instrumentos de percusión y acabó corriendo y cantando entre las butacas del Auditori ante el asombro del público. Aún así su actuación no estuvo a la altura de lo esperado y las formas pudieron más que el fondo. Sus composiciones, que iba construyendo sobre la marcha a base de ir agregando pistas, se ahogaron entre el despliegue de recursos y no terminó de enganchar al público, se vivieron momentos sublimes y otros desconcertantes.


Con el sol calentando ya en el ATP, Brightblack Morning Light visitaban España por primera vez y presentaban su álbum de debut, en un concierto que empezó lento y espeso, cómo su música: perezosa, alucinada, a medio camino entre el blues, el folk y el rock psicodélico y que acabó pletórico, expansivo, entregados en un tema final que nos hizo flotar a todos a pesar de ser poco más de las seis y media (que pena que no fuese de noche) y del poco público que había. Había momentos en que no era capaz de distinguir si ellos estaban más colocados que yo o era al revés. Subidón!.

Después de ver un ratito de Black Mountain y hacer algunas compras nos fuimos hasta el Rockdelux a ver a uno de los grupos que venía a presentar disco en plena forma y que no se habían prodigado por nuestras tierras: Blonde Redhead. El escenario Rockdelux estaba hasta la bandera y el concierto empezó bastante bien con el trío ejecutando dos de los mejores temas de su último álbum: Dr. Strangeluv y 23, aunque poco a poco se fueron desinflando y Kazu fue cantando cada vez peor, en los temas con una sola guitarra sonaron desangelados y el hecho de llevar algunas bases y efectos grabados no ayudaron. A pesar de eso el público estaba rendido y se reclamó el bis con insistencia y gritos de puto Primavera (¿?), el trío volvió a salir y destrozó The Dress, mi canción favorita de su último disco. La persona que me acompañaba salió entusiasmada del concierto, mientras que a mi me decepcionó bastante. Una lástima. Podéis ver Dr. Strangeluv aquí.

Tras hacer la cola de rigor en el Auditori, al igual que Jim White y Warren Ellis de Dirty Three (¿?), entramos y comprobamos que no se llenaría del todo, normal si tenemos en cuenta las colas para entrar y salir, lo alejado del Auditori y sobre todo las actuaciones de Beirut y Band Of Horses casi a la misma hora. Nosotros pasamos de los problemas y nos sentamos a disfrutar del espectáculo, acompañado por un cuarteto de cuerda, un coro gospel y un teclista y armado con su guitarra Jason Pierce hizo un repaso por lo mejor de su carrera tanto en Spacemen 3 como en Spiritualized. El sonido fue impecable, quizá el único pero fue la linealidad de la propuesta que arrastraba a todas las canciones hacia el mismo terreno. Aún así, pudimos disfrutar, entre las entradas y salidas del Sr. Pierce del escenario, de temas indispensables cómo Broken Heart, I Think I'm In Love, Cool Waves, Soul on Fire o las enormes Lord, can you hear me? y una Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space, que quitaba la respiración, arrebatadoramente precioso el medley con I can't help falling in love. Cerraron con el bis de rigor, en este caso la muy apropiada Oh happy day!. Podéis ver un fragmento de la actuación aquí y aquí.

Cuando llegué de vuelta al ATP, unos Modest Mouse pletóricos hacían pequeño este escenario (allí no cabe tanta gente) y me hacían temer por ver a Low desde una posición incómoda. No fue así y al acabar su concierto me pude acercar al escenario y ver al trio de Duluth en la mejor posición posible. Llegaban con el Drums & Guns (Sub Pop, 2007) debajo del brazo e hicieron lo que se esperaba: demostrar que son una de las bandas más en forma del planeta. Con un show mucho más tenso y asfixiante que en su anterior visita nos pusieron a todos los pelos de punta y la carne de gallina. Abrieron con Sandinista, para después encarar una espectacular y sorprendente Take Your Time con Alan desgañitandose (eso es dolor), siguieron dando la vuelta a las canciones de su último disco con las preciosas In Silence y Dragonfly, después dejaron de lado el dolor por un rato y abordaron Canada y una Sunflower deliciosa, volvieron al Drums & Guns momentaneamente para ejecutar Belarus y dejar paso a la intensidad e inmensidad de Amazing Grace y Pissing (que cuarto de hora por dios!) y encararon la recta final con Alan buscando el sentido de todo en Violent Path y Murderer (otro de los momentos del festival) para volver a salir y hacer un bis con una intensísima Breaker. Dos tercios del concierto basados en su último álbum, ni un sólo tema de sus magníficos cuatro primeros discos y aún así no se puede poner ni un pero. Triunfadores absolutos. Mi cuerpo no aguantaba más, la fiebre me vencía y abandonaba sin ver a Built To Spill. El sábado sería otro largo día.

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